9/2/10

Un paso hacia delante, otro hacia atrás

Se conmemoran 30 años de Unitat d'Aran, y en el marco de este aniversario, UA se sitúa de nuevo, en este punto de la historia, al nivel de las aspiraciones legítimas del pueblo aranés en el contexto de una Cataluña, una Occitania y una España que reconozcan su singularidad territorial. De la mano de una nutrida representación de sus militantes, reunidos en asamblea, Unitat d'Aran ha dado una muestra de madurez y tenacidad, decidiendo abrir un "paréntesis" con el PSC, formación con la que mantiene una alianza desde 1991, hasta que el grupo socialista en el Parlament mejore el encaje de Aran, al margen de las veguerías, en la nueva ley de organización territorial.

Pero, antes de que UA diera este paso importante, ha pasado desapercibido un hecho destacable desde el punto de vista político y estratégico para estas mismas aspiraciones. De "pasta de boniato" se habrán quedado en la calle Còto Março de Vielha, cuando CiU ha confirmado al alcalde de la Seu d'Urgell, claro defensor de la veguería del Alt Pirineu con Aran integrado y capital en su ciudad, como cabeza de lista por la provincia a las elecciones al Parlament. Con esta opción, CiU ha dado otro paso, aunque mucho es de temer que hacia atrás, y ha emitido un mensaje inequívoco a sus electores para los comicios que decidirán el próximo Gobierno de la Generalitat: Convergencia apuesta por integrar Aran en la veguería del Alt Pirineu, con capital en la Seu.

A CDA le ha tocado asumir una papeleta complicada, con un candidato impuesto y ajeno a las aspiraciones aranesistas, que profundiza la clara contradicción programática y discursiva de la oposición en Aran, cada vez más subsumida en la Convergencia catalana. Se podrá gestualizar mucha ambición de país, se podrá aprovechar cualquier oportunidad para, valga la redundancia, practicar el oportunismo facilón y, de paso y especialmente, lanzar críticas veladas y no tan veladas al Síndic, que sí ha demostrado tener las ideas claras, o a las formaciones progresistas, pero los hechos son los que son, y Convergencia ya ha mostrado sus cartas.