26/2/10

Avís entà navegants

Eth Govèrn catalan a adjudicat es òbres de mielhora generau dera C - 28 entre Salardú e Baquèira. Ua actuacion plan demorada peth territòri. Un pas fòrça destacable ena mielhora des comunicacions araneses, dempús d'ans de desbrembes e deishadesa politics. Aguesta actuacion non serà pas frut dera casualitat, senon der èxit dera negociacion politica qu'a amiat a tèrme eth sindic d'Aran dauant dera Generalitat, arrefortida pera sua preséncia ena politica catalana coma deputat que susvelhe pes nòsti interèssi. Vau era pena rebremba'c, quan s'a volut méter en qüestion era capacitat negociadora deth sindic e era sua condicion de representant d'Aran en Parlament. Vos recomani ad aguest respècte er article que li publiquen aué en diari Segre. Aciu l'auetz:


EL SEÑOR BARRERA Y CDA SE DELATAN
Francés X. Boya Alós, síndic d’Aran, diputado en el Parlament y secretario general de Unitat d’Aran

Hace unos días, el presidente de Convergencia en Aran (CDA) se refería a mí en un duro artículo en el que desgranaba una supuesta incompetencia del síndic d’Aran en relación con el gobierno y la actividad legislativa poniendo en entredicho mi doble condición de síndico y diputado. Un artículo que tengo la obligación de responder.

Sorprende que con los antecedentes de CiU en la cuestiones referentes al reconocimiento institucional de Aran, el que fuera síndico de Aran durante doce años utilice los términos en que se expresa. Hay que recordar que a diferencia de lo que hizo el president Tarradellas, Jordi Pujol no reconoció el Conselh Provisionau de Aran fundado por los alcaldes araneses del momento, con la clamorosa ausencia de CDA.

Sería interesante que los responsables de este partido, hoy autoproclamados en radicales del nacionalismo aranés, explicaran qué votó su diputado en el Parlamento catalán cuando se aprobó la Ley de organización comarcal que incluyó Aran como una comarca más de Cataluña. Pues votó a favor. De la misma forma que este partido contribuyó a hacer fracasar todos los proyectos de Ley de Aran, cinco exactamente, que entre 1980 y 1990 se negociaron con distintos consejeros de Gobernación de los gobiernos de CiU.

La siguiente pregunta sería qué defendió CDA en el debate de la Ley de Aran respecto del artículo 3. Su posición fue defender lo contrario de aquello que defienden ahora, es decir que: “Aran por razones demográficas debía depender de divisiones administrativas superiores”, contrariamente a aquello que defendieron el resto de las fuerzas políticas del Parlamento catalán.

El problema de Convergencia es únicamente su apego al poder. Han creído que son los únicos legitimados para gobernar Aran o Catalunya. Aunque eso implique utilizar cualquier discurso por frívolo y falso que sea. Su última hazaña ha sido apropiarse del documento de la nueva Ley de Aran, que durante dos años hemos trabajado el conjunto de las fuerzas políticas del país, para presentarlo por cuenta propia en el Parlament. Toda una falta de honestidad y un ejemplo de desprecio a las formas más elementales de la democracia.

El problema de CDA y del conselhèr Carlos Barrera es que los hechos no son cómplices de sus mentiras y que cualquier ciudadano mínimamente informado sabe que la acción de gobierno desarrollada en Aran en estos años no tiene parangón con la que desarrollaron en su momento CDA y CiU. El Conselh Generau acaba de aprobar sus presupuestos, que han aumentado progresivamente hasta los 35 millones de euros y está licitando obras públicas por valor de más de 7 millones de euros para nuevas inversiones públicas.

En estos años, se han mejorado nuestras escuelas públicas, se ha construido una nueva residencia geriátrica, se han destinado 10 millones de euros para mejorar nuestras carreteras, se han quintuplicado los kilómetros de trayecto de transporte público, se están finalizando las obras que los gobiernos convergentes fueron incapaces de concluir, y la inversión en patrimonio y en equipamientos públicos dejará a estos gobiernos en un estruendoso ridículo.

Estos éxitos son fruto de una buena negociación política y de una presencia de los representantes de Aran en la política catalana defendiendo los intereses de los ciudadanos que viven y trabajan aquí. Cuando ha sido necesario, y a diferencia de lo que hizo CDA en su momento, el gobierno que encabezo se ha sabido “plantar” en la defensa del autogobierno y de los principios que fundamentan nuestra singularidad política, poniendo todo su capital en la defensa del país. Y esta defensa no atañe únicamente a aquellos que tienen un carácter institucional, sino también a aquellos de carácter práctico como la economía, los servicios públicos o las infraestructuras.

En todo caso, ahora lo que debiera de preocupar a aquellos que por su cargo deben de sentirse concernidos en la defensa de los intereses del país, es trabajar en el marco del consenso para hacer frente a las dificultades y demostrar que la unidad de las fuerzas políticas para la defensa de las instituciones aranesas es inquebrantable. El aprovechamiento partidario de esta situación, los ataques personales y la vieja táctica del “tú calumnia que algo queda” resulta impropio de aquellos que gobernaron este país.